“Melipulli ya existía....(2) |
Lo que hoy conocemos como la provincia de Llanquihue formaba parte del territorio del departamento de Calbuco, cuando dicho departamento pertenecía a la provincia de Chiloé. El gobernador, que era la primera autoridad de entonces, visitaba Melipulli cada cierto tiempo para inspeccionar las actividades que aquí se realizaban, especialmente lo relacionado con las faenas de la madera, los negocios, el transporte y el orden.
Y fue precisamente en una de esas
visitas, realizada en el invierno de 1852, cuando llegó nuevamente para cumplir
con las responsabilidades que el cargo le demandaba. Su intención era examinar
el lugar y conversar con los habitantes para luego poder informar al Intendente
sobre el lugar más apropiado donde habría de fundarse una nueva villa.
Este hecho, tendría
gran significación para la futura colonia de Llanquihue y sobre todo para lo
que llegaría a ser el actual Puerto Montt. Los detalles de dicha visita y sus
conclusiones están contenidos en el informe que el Gobernador envió al
Intendente de Chiloé en julio de 1852. En ese documento se afirma que Melipulli
era “el puerto principal” y por lo tanto, lo consideraba como el lugar más
apropiado para fundar una población que sirva de base
a la futura colonia que el gobierno proyectaba instalar; “he visto –dice-
que presenta su local una buena capacidad para una población (…) que su local
es enteramente superior no sólo por su extensión que hay por la vega de la
playa sino también por el puerto que presenta para fondear buques”.
En realidad, el mérito mismo de la elección del lugar pertenecía a un
antecesor suyo, el Gobernador José Ramírez, que en 1843 había tomado este punto
como la base de apoyo para abrir una vía de acceso al lago, el cual debería ser
poblado -según los planes de los intendente de Chiloé y Valdivia y la idea del
gran explorador Bernardo Philippi- en una fecha próxima. Lamentablemente el
gobierno central no dio la autorización necesaria en esa oportunidad y el sueño
de abrir el Llanquihue a la “civilización” fue guardado en el archivo del
olvido, en espera de tiempos mejores, pese a la insistencia de los intendentes
y del propio Philippi.
Pero llega el año 1852 y con él la
noticia cierta de la futura colonización también llega a estas tierras. Semejante
noticia no dejó indiferente a nadie y despertó grandes expectativas entre los
habitantes de la zona. Los moradores de las principales caletas en una reunión
con el gobernador en Melipulli y entusiasmados con la idea de una colonia, le
pidieron permiso a la autoridad para iniciar la construcción de una capilla, con
sus propios recursos, como una manera de adelantar las obras que se requerían
en ese momento. Se dice que no hay poblado chilote que no tenga su
correspondiente iglesia, y los melipullenses querían honrar esta
afirmación.
El Gobernador da cuenta de este hecho a su superior en los términos
siguientes: “Hallándome en dicho punto se reunieron todos los vecinos
que se hayan poblados en Tenglu, Melipulle, Coiguin, Quellaipe y Lenca y solicitaron
permiso para levantar una nueva Capilla; y viendo este Gobierno que con dicho
edificio en poco tiempo se haría una regular población; pues allí se reunirían
muchos vecinos a edificar sus casas pues se presenta una época excelente para
adelantar esa población, en razón a que ese punto es el astillero donde
concurren mucha jente al corte de maderas y amás es el centro de todos los
astilleros; y que con este aliciente y el tráfico de los colonos, veremos en
poco tiempo reunirse allí, bastantes habitantes y en poco la veremos elevarse a
la primera villa en este Departamento. En vista de todos estos datos les ofrecí
conceder el permiso viendo el grande entusiasmo de sus vecinos para edificar su
iglesia”
Esa fue la modesta capilla con que se encontraron los colonos a su llegada.
Pérez Rosales nada dice de esta construcción, menciona sólo “la colocación
de la primera piedra del templo”, en 1853, pero ese templo era sólo una
idea, que todavía demoraría muchos años en concretarse.
Los caminos de Melipulli.
En su condición de “puerto principal”,
Melipulli precisó de caminos o vías para la extracción del alerce desde el
interior. Bernardo Philippi, en un mapa levantado el año 1842, señala la
existencia de un camino construido sobre troncos, “por onde bajan las tablas de
Alerce”, según su español “alemanado”.
A continuación de dicha vía, en lo que hoy conocemos como Alerce Norte,
había otro “camino abandonado” que
antiguamente explotaban los españoles de Chiloé; este y otros datos recogidos
por Philippi, hacen pensar que la zona era visitada desde hacía más de dos
siglos por los alerceros. Y el lugar que servía de base para tales efectos era
Melipulli, allí en la meseta de calle Huasco se amontonaban las tablas y en “la vega” –pegada a la actual calle
Varas- se hacían los embarques con rumbo a Calbuco y Ancud.
Al año siguiente, como consecuencia de los planes concebidos por los intendentes
y el mismo Philippi, se abre un nuevo camino partiendo de Melipulli al lago.
Estos tres personajes no dudaban que el gobierno central apoyaría la idea de
poblar el Llanquihue, pero lamentablemente el gobierno –como hemos dicho- no
dio la autorización y con el paso del
tiempo el camino fue totalmente cubierto por la selva
En 1849 aparece por estas tierras un nuevo explorador, era el capitán de
corbeta Benjamín Muñoz Gamero, comisionado por el gobierno para encontrar el
antiguo “camino de los vuriloches” que conducía hasta Nahuelhuapi. Parte este
célebre marino desde Melipulli y se dirige primero al lago Llanquihue, para
ello utiliza la ruta que conducía hasta Alerce y de allí hacia adelante ordena
abrir un sendero que permita el paso de vituallas, herramientas y un bote
desarmable.
Cuatro
años más tarde llega Vicente Pérez Rosales, viene provisto de amplios poderes y
como representante del Presidente de la República. El da inicio a la
colonización con inmigrantes alemanes y funda Puerto Montt. También ordena la
construcción de un nuevo camino y entonces se inicia un nuevo período, tal vez
más importante, pero la historia de Melipulli había empezado antes: La capilla, las casas o chozas, las rumas
de madera, las sendas envaraladas y caminos de cuicuyes, pero
sobre todo los habitantes y las embarcaciones surcando la rada o varadas en la
vega, eran ya parte del paisaje cotidiano del Melipulli de antes de 1853…
Ya existían.
“Certifico
que los individuos que se espresan en esta relación han trabajado en abrir el
sendero desde Melipulli a Llanquihue contratados por el sueldo de dos reales
diarios:
Pedro Mansilla
Julian Ampuero
Andrés Soto
Juan de D. Almonacid
Isidoro Vargas
Martin Mansilla
Juan Mig. Gallardo
J. Ignacio Mansilla
Nicasio Gallardo
Saturnino Mansilla
Santiago Mansilla
Gavino López
Juan de D. Uribe
Rafael Velásquez
Enrique Mansilla
Juan Mansilla
Damián Gutierrez
9 de diciembre de 1849
Benjamín Muñoz Gamero.”
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